Este 8 de marzo las trabajadoras de la economía popular nos unimos al paro y a la movilización para decir basta y poner en evidencia el maltrato y la exclusión de derechos que sufrimos las mujeres más pobres de nuestra clase.
Los últimos tiempos han sido violentos en todos los sentidos: las muertes, el racismo, la pobreza. La presencia del estado parece reducirse a policías persiguiendo trabajadores pobres, pibes pobres, migrantes pobres, esa es nuestra realidad cotidiana. Cuando el presupuesto de los comedores pasó a ser “gasto público”, cuando hay despidos masivos en los programas sociales, cuando la violencia machista intenta ser ejemplo para todas las que quieren levantarse, y el estado lo único que propone es reducir presupuesto, hemos sido las mujeres las primeras en decir ¡ni una menos!, dejando de lado nuestras diferencias, llevando adelante un proceso histórico de unidad.
Las mujeres de la economía popular no solo tenemos largas jornadas de trabajo, ganando poco, sino que además recaen sobre nosotras todas las tareas domésticas y el cuidado de niños y ancianos. En las organizaciones intentamos hacerlas de forma comunitaria, por eso levantamos comedores y enfrentamos juntas los problemas de nuestros barrios. Salimos a la calle para pelear la Ley de Emergencia Social. Ahora vamos por su regulación y aplicación.
Este viento de cambio que tomó la forma de un Paro Internacional es una oportunidad para cuestionar el rol que tenemos las mujeres en todos los espacios, incluidos los gremios. En este paro, por primera vez, las que convocamos somos todas mujeres. Queremos los reclamos feministas en la agenda de los sindicatos.
– Por Jardines Comunitarios en los barrios.
– Por la apertura de la moratoria previsional, sin límite.
– Por una Ley de Emergencia en Violencia de Género, que garantice ingresos para las mujeres en situación de abuso.
SI NUESTRA VIDA NO VALE, PRODUZCAN SIN NOSOTRAS.
NO HAY NI UNA MENOS SIN EDUCACIÓN, TIERRA, TRABAJO, VIVIENDA, SALUD.