La Rama de liberadxs y familiares nuclea a cooperativas de trabajo formadas por personas que estuvieron detenidas y familiares. Son más de 52 cooperativas que se dedican a distintas actividades productivas, como textil, estampado y serigrafía, marroquinería, construcción, carpintería, reciclado, herrería, entre otras; y están ubicadas en distintos puntos del país.

Además, se hace un acompañamiento especial a aquellas mujeres que están con arresto domiciliario, imposibilitadas de salir a trabajar y cumplir con las tareas, la mayoría de ellas siendo jefas de hogar y responsables del cuidado de sus hijos e hijas.

Las cárceles de nuestro país se caracterizan por la sobrepoblación y el hacinamiento, en condiciones inhumanas, sin acceso a la salud, al trabajo, a la educación, entre otras faltas a los derechos humanos. Los trabajadores de la economía popular somos las principales víctimas de un sistema capitalista que excluye socialmente y condena penalmente hostigando, persiguiendo y encarcelando a los sectores más humildes de la sociedad.

Desde el MTE apostamos al trabajo como principal ordenador de la vida, en la economía popular y la formación gremial como caminos principales para lograr la inclusión social de las personas que estuvieron detenidas en cárceles.

En la actualidad en la Rama de Liberadxs nucleamos a más de 800 compañerxs que no reincidieron en el delito ni volvieron a la cárcel. Con nuestro trabajo reinventamos la vida de muchas personas que estuvieron detenidas y sus familias.

Encontramos en la economía popular una respuesta real al problema de la reincidencia, visibilizando el trabajo cotidiano de lxs compañerxs liberadxs y familiares, construyendo una realidad diferente, considerando la única política seguridad e inclusión a partir del trabajo y las oportunidades que nadie nos dio las construimos.

¡A la cárcel no volvemos más!